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La Lección de Anne

Soy Entrenador de Fuerza y, aunque también entreno a hombres, ya saben que mi devoción y mi especialidad son las mujeres. Entrenar mujeres es un elemento formidable en mi vida, pero conlleva una tarea algo más complicada de acometer, obviamente, no por su culpa.


Por un lado, algún entrenador estúpido les sigue diciendo que si se les ocurre levantar pesas de más de 3 kgs su cuerpo se transformará en el de un leñador de Minnesota y todo su universo se “desvanecerá”…, ya saben, hay que estar delgadita y estilizada para poder optar al premio sexy del año. Ese Entrenador/a estúpido/a no sólo no tiene ni idea de lo que habla, sino que no hace ningún esfuerzo por acercarse a las evidencias científicas y /o estudiar la fisiología humana.


Por otro lado, nuestra cultura está obsesionada con la apariencia de la belleza de la mujer. Las modelos que establecen el perfil standard de lo que es “deseable” son, exclusivamente, jóvenes (casi adolescentes) con cuerpos embadurnados de fragilidad etérea, veinteañeras con un dígito de grasa corporal y siluetas aceitosas hijas del Instagram.

Después de todo, ¿verdad?.., que más sexy que ser delgada, muy delgada, y restringir la ingesta de alimentos.., ¿no?.


¡Zass, en toda la boca!



Anne Rose Straetmans es cliente mía desde hace meses. Madre de una preciosa niña y trabajadora, estaba “cansada” de tener sobrepeso y carecer de energía para su cruzada diaria.

Anne llegó con 93,5 kgs, un sobrepeso que empezaba a ser una cuesta cada vez más empinada. Empezamos a trabajar, 2 sesiones conmigo y una en casa, a intentar cambiar algún hábito alimenticio y transformar la mentalidad. Le explico, constantemente, que ningún cambio es lineal, que el camino es sinuoso y que si no hay paciencia, no valdrá la pena. Y así sigue, como una hormiguita…..


Anne pesa hoy 84 kgs, tiene un control de su cuerpo espectacular, se mueve mil veces mejor que antes y, aunque esto es difícil en ella, se ríe mucho más amplio que antes.


Bien, dicho esto, es obvio que aún tiene algo de sobrepeso para su anatomía……


….¡o eso pensaba yo!.


Hace 2-3 semanas, como siempre hacemos, le pregunto cómo se encuentra y repasamos su semana “alimenticia” para entender mejor su proceso de pérdida de grasa (que no de pérdida de peso)….. Aunque lo explique un millón de veces es normal que ellas sigan, injustificadamente, mirando de reojo a la báscula como “evaluación del alma”.


Frase Abrumadora (BOOM)...

Anne me cuenta que aún sigue estancada en 85, en fin…a ver… me dice. Le digo “tranquila, seguimos adelante…”.


De pronto se gira hacia el espejo, manos en la silueta de su cintura, sonrisa notarial y suelta:


“Yo me veo estupenda”…., mientras giraba de lado a lado.


Se acabó, punto. A partir de aquí es imposible que, incluso yo, piense que queda aún un camino. Un camino ¿a dónde?, ¿con qué final?.


Me explico, tendemos a planificar un proceso y esperar el final con ansia, como si fuera la meta de la maratón. Anne es la única, absolutamente, con potestad para decidir cómo se ve, ella es su propio universo, a partir de ahí da exactamente igual la valoración externa, incluso la mía (entrenador iluso). Si consiguen verlo como yo lo hago se darán cuenta de que es una lección grandiosa, definitiva. ¿Acaso no es nuestro objetivo como Entrenador que ella se sienta y vea lo mejor posible?, ¿por qué hay que poner un número, una talla?. Claro que Anne no va a ser modelo de Women’s Health y hasta puede que tú que estás leyendo esto pienses que su cuerpo no es para tanto (con lo que no has entendido nada) pero Anne nos ha dicho que:


El proceso hacia una victoria suele ser más satisfactorio que la victoria en sí.

El cambio mental es lo principal para cualquier cambio físico.

La primera batalla que hay que vencer es la interna.


Y, encima, le ha dado una lección a este Entrenador que pensaba que se les sabía todas, ¡buf!.


Cuando, dentro de un tiempo, Anne consiga pesar 75-78 kilos, el número no nos dirá nada, porque Ane ya lo ha dicho TODO, y ha dicho que entrena porque es un hábito inteligente en ella, que no busca la aprobación de nadie, que ella es feliz entrenando sin artificios, sin condimentos.


Los malditos standard debe ser fulminados, esos que crean hombres que son aguerridos en el intento por erradicar cualquier clase de debilidad, así como el de esas mujeres que pasan la vida persiguiendo la aprobación de otros.


Admiro a las mujeres que trabajan su silueta para sentirse mejor con ellas.

Admiro a las mujeres que entrenan para derribar mitos de mierda como el de que las pesas “masculinizan”.

Admiro a las mujeres que no se dejan engañar.

Admiro a las mujeres independientes.

¡Admiro a Anne!


Amor y Control.

Tommy.


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