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Cosas que, simplemente, NO molan. (Área Fitness)

Actualizado: 9 dic 2018



8 Acciones de usuari@s que “no hombre, eso no…”

8 Aspectos de Entrenadore/as que “¿en serio?…”


Usuario@s / Clientes


1.- Dar “consejos” en el gym.

Si nadie te lo pide a nadie le interesa lo que tú tengas que decirles. Si alguien te lo pide porque ha observado que “vives” allí dentro pues , en serio, que seas un “okupa” del gimnasio no te convierte en un experto. Así como que lleves 20 años conduciendo no te convierte en Fernando Alonso.


2.- Gritar como un bisonte en celo al levantar la barra.

Soci@, no estás en tu casa, estás en un espacio común en el que la gente desea trabajar y ,entre muchas cosas, liberar el stress diario. Oírte pegar rugidos alocados hasta el punto de escupir saliva no es nada cool, honestamente.





3.- Pedir ayuda en cada serie de cada ejercicio.

Cierto que hay ocasiones en las que un objetivo puntual pueda ser llegar al nivel de fallo muscular. Pero tener a tu colega preparado para ayudarte desde la repetición 1 de cada ejercicio aclara dos aspectos:

- Que hay una diferencia entre desarrollar fuerza y demostrarla.

- Que deberías dejar el ego en la puerta del gimnasio.


4.- Tirar las mancuernas al suelo.

¡Bravo Popeye!, ¿así que eres capaz de levantar las de 45 kilos pero no depositarlas suavemente en el suelo?


5.- Sentirse intimidad@.

¡Hey!, no estamos en los 80, en los que parecía que el gimnasio era exclusivo para amasar más músculo que un caballo. La gente acude por diversos motivos y objetivos, el gimnasio es también el lugar al que acudes para Empezar desde cero. Si te intimida ir a la zona de peso libre porque está llena de mastodontes no es su problema, es el tuyo. Tienes casi más derecho que ell@s a estar ahí. Si te intimida coger pesas porque eres la única mujer, y el resto de ellas están en la clase de zumba, ya te afirmo yo que no te equivocas, aguanta el tirón, sé valiente y quédate con las pesas.


6.- Entrenar por áreas musculares desde el principio.

Si vas a empezar en el gym desde cero lo peor que puedes hacer es seguir el consejo de quién te dice Pecho-Bíceps (lunes), Espalda-Tríceps (Miércoles) y Piernas-Hombros (Viernes). O, peor aún, un grupo muscular cada día.


Necesitas crear unos cimientos herman@. Los novat@s necesitan bastante tiempo en aprender a moverse correctamente y ser fuertes. Construye fuerza primero, gánate el derecho a progresar.


7.- Aspirar a Inspirar.

Que tengas un cuerpazo debido a tu genética (50%-75%), a tu edad y tus entrenamientos diarios, e intentes hacer creer a otr@s que pueden hacer lo mismo si siguen tus consejos en Instagram, no es justo ni ético. Inspirar a alguien debe ser siempre un aspecto incidental, no orquestado. Además, tú no eres entrenador@, sencillamente te va bien en el gym.


8.- Selfies.

Si lo haces diariamente y con caritas y poses, debes parar. Parece ser que lo único que estás “levantando” en el gimnasio es tu iphone.



¡Ya llevo 5 series de selfies y aún no estoy cansada..!


Entrenadores/as


1.- Hablar mal de otros colegas de profesión.

¡Cuidadín que te estás desnudando bro!, además de ruin y claramente poco ético, estás expandiendo tu inseguridad personal como profesional. No sé si es tu estrategia que tu cliente (o posible cliente) capte esto tan categóricamente.


2.- No cuidar tu higiene personal.

Nadie se atreve a hablar de esto, pero es real. Nuestra profesión (al menos con clientes presenciales) pasa por entrenar a varias personas y estar muy “cerca” de ell@s.

Honestamente, no son bienvenidos ni el mal aliento ni el olor a sudor del coach, por ejemplo.


3.- No escuchar.

Estamos tan concentrados en ponerlo@s a sudar a cualquier coste que nos olvidamos de una de las facetas más importantes de nuestra labor: Escuchar, escuchar lo que en realidad quiere decir la parte más importante del proceso del entrenamiento: El/La Entrenad@. ¿Qué necesita?, ¿Cómo ha sido su semana?, ¿qué nivel de stress tiene?,etc son variantes mucho más importantes de lo que tú piensas para su rendimiento.


4.- Alardear de sí mismo.

Escucha. A corto plazo (muy corto) a tu cliente le importará bien poco que una vez entrenaste a Will Smith y/o que ganaste el título de campeón físico-culturista de tu pueblo. Lo que a ell@s de verdad les interesa es que les ayudes a conseguir Resultados.

Utilizar tu silueta como única atracción de marketing conlleva una caducidad bien corta, es como un espejismo.

Estar más interesado/a en tu propio reflejo que el de tu cliente es un grave problema que te “sacará” de la industria más rápido de lo que piensas.



¿De verdad que no te INSPIRO..?


5.- Subirlo/a (tu cliente) a una cinta de correr durante la totalidad de la sesión.

No. Tu trabajo no es colocarte a lado de tu cliente mientras este/a corre durante casi toda su sesión y al final extender tu mano para recoger los billetes. No.

La media de horas de un entrenador con un cliente individual es de unas 2 horas/semana, creo que será mucho más aprovechable concentrarse en un trabajo de calidad y hacer que cada minuto cuente.

Esto no viene a decir que el trabajo aeróbico es inútil, viene a decir que es algo que el/la cliente puede hacer sin ti, sin pagarte esa hora.


6.- No tener un Plan.

Cómo va a conseguir tu cliente su objetivo, de forma programada, con seguimiento de progresiones y datos objetivos y con un diseño sujeto a sus habilidades y debilidades no solamente facilita tu labor como entrenador/a sino que concede compromiso y auto-evaluación al cliente.


7.- Enseñar un ejercicio que NUNCA has hecho antes.

¿En serio?...

Es probable que pienses que el Levantamiento Turco es grandioso para la estabilidad del Core, para la fuerza general y para la movilidad articular de tu cliente. Pero, cómo coño vas a enseñarlo si tú, nunca antes, lo hiciste. ¡Ojo!, y no vale sólo con “probarlo”, debes haberlo “mamado” y saber de qué estás hablando a todos los niveles.


8.- Poner a cliente a levantar peso sobre un Fitball.

¿Han oído alguna vez eso de “No se puede disparar un cañón desde una canoa”?. Pues eso, las bases inestables no son la mejor opción para optimizar la fuerza, el tamaño muscular o el rendimiento.

A parte de los posibles “accidentes” que pueden ocurrir.

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