El entrenamiento personal es una relación dinámica, no es una vía de una sola dirección.
No es el experto repartiendo sabiduría al cliente.
Déjame contarte una corta historia sobre entrenamiento personal real.
Verano de 2011.
Unos cafés en una mesa exterior de Ikea van a ser testigos de cómo un entrenador se dispone a intentar ofrecer su nuevo servicio personalizado.
Después de entrenar a deportistas durante 15 años en los que todos cobrábamos un salario, ahora me tocaba vender un producto nuevo.
¿Nervioso?, por supuesto…
¿Ilusionado?, ¡Yeah baby!
¿Necesitado?, ¡no saben cuánto!
“En principio me parece caro”, espetó la directora de marketing de Ikea…
Tras un silencio congelado de 5” (yo juraría que duró una vida) culminó con un “…pero a mí me tiene convencida la propuesta”.
¿El acuerdo?:
El único horario posible para ambos era el de las 7:00 am
Yo entrenaba a domicilio en aquella época, mi garaje aún tenía coches y no barras.
Y, de todos modos, Belén no conduce.
Todos los miércoles y viernes (durante muuuchos años) me levantaba a las 6:00 am y salía con mi bolso con ruedas en el que llevaba algún kettlebell, mi TRX y unas bandas elásticas.
Esos primeros años eran de locura, hasta 7 clientes al día en distintos horarios y sitios muy distantes.
Eran años de agotamiento divino.
LA CLIENTE
Belén Martín siempre entrenó desde el primer día con un entusiasmo brutal, con unos ojos gigantes y una sonrisa fresca. Y, también, con un miedo artesanal que ella arrastraba a nuestras sesiones.
Nunca faltó el acompañamiento de alguno de los 1000 musicales de Broadway que Belén ha visto. Belén siente locura por este género y ya son incontables sus viajes a New York para empaparse de una de sus pasiones.
Nuestros squats, pushups y pesos muertos siempre estuvieron aderezados por El Fantasma de la Ópera, Wicked, Los Miserables o Kinky Boots.
¡Hey! ya lo sé, quizás no es la mejor opción para entrenar, pero…
¡Es Belén!, ¿Ok?
“Esto es muy duro”
Una de sus frases de cada semana.
Da exactamente igual qué tipo de sesión haya diseñado yo.
Podría haberse tratado de una sesión en la que únicamente ella tuviera que levantar las pestañas 20 veces.
Al final Belén me diría: “Entrenador, esto es muy duro”.
Alguna/o puede pensar que Belén tiene un perfil de baja adaptabilidad y/o que su capacidad de esfuerzo no es superior.
No se equivoquen.
Belén es una de las mujeres que he visto entrenar con mejor disposición.
Con su pre-miedo mental al esfuerzo sí, pero con una entrenabilidad 100%.
“Voy a llorar, te aviso”
Esta es la frase más tierna que alguien me ha dicho entrenando.
Belén tenía la deferencia de avisarme antes de que pasara.
Y, en ocasiones, pasaba.
Lágrimas.
Ahora vas y piensas que yo tenía métodos de esos militaristas, en plan “No Pain, No Gain”, ¡Ilusos!...
Siempre he sido crítico con esa arcaica forma de entrenar a alguien.
Esas lágrimas inofensivas eran simplemente la relación que Belén tiene con ciertas barreras de la “disconformidad mental-física”.
Belén te avisaba en medio de un complejo metabólico que iba a llorar, entre jadeos respiratorios. Sí.
Pero tendrás que matarla para que ella no termine ese maldito complejo.
Belén no suda, brilla.
¿No lo sabías?...
Es real. Lo que parece líquido emanando de sus poros, en realidad es brillantina.
Belén Martín levanta hierros 3 veces en semana como ensayo general de su gran estreno. El de una obra que no ha dejado de poner el cartel de “sold out” desde hace 10 años. El de sus mejores actuaciones.
Belén ha ganado siempre el “Tony” de su propio musical.
El musical más real del mundo.
¿Y ahora Belén?...
Belén entrena desde hace varios años Online.
Cambiamos las fases presenciales por sesiones remotas que ella puede hacer en la comodidad de sus propios horarios.
Me temo mucho (y es el temor más tranquilizante) que Belén nunca se retirará, tal y cómo hacen las grandes starlets.
Belén es fiel al 3x52 (3 veces/semana durante 52 semanas) que consolida la consistencia fiel.
Ella es el ejemplo más brillante de las personas que entreno.
Personas reales con vidas reales.
Belén Martín es una de las personas que más ha influido en mi carrera como entrenador personal.
Belén Martín es constancia, es sonrisa.
Belén es brillo y esfuerzo, en ese orden.
Es nervio, lágrima, coraje.
Belén is Broadway.
Belén es gratitud, es respeto.
De esas personas de las que cualquier entrenador se siente orgulloso de poder ayudar.
Mi vida como entrenador personal no sería la que es sin aquel café de Ikea.
Simple:
El entrenamiento personal siempre debe ser “personal”...
...Y Belén Martín es Entrenamiento Personal.
Tommy Álvarez.
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